De repente, algo me despierta; lucho
por mantener los ojos cerrados, necesito dormir un poco más. Pero ahí está otra
vez... ¡Es el sonido del puñetero móvil! Me tapo la cara con la almohada,
dispuesta a hacer caso omiso a ese dichoso aparato infernal que osa perturbar
mis dulces sueños; no pienso cogerle a nadie ahora mismo. En el fondo, la culpa
es mía. Antes de dormir, tendría que acostumbrarme a apagarlo o al menos a
quitarle el sonido. Por fin, deja de sonar y respiro aliviada, volviéndome a
acomodar en la cama, para seguir soñando con fuera lo que fuese que estaba
soñando antes de que me despertaran, un domingo a las.... Miro, con los ojos
entrecerrados, y alcanzo a ver una fina luz que entra por la ventana de la que,
otra de mis manías, no he cerrado la persiana. Deben ser casi las doce de la
mañana, pero es domingo, anoche no pude descansar bien por la dichosa
fiestecita de Vicky y no pienso menear el culo de la cama hasta que por lo
menos sea la hora de echarse la siesta en el sofá. Así que, vuelvo a cerrar los
ojos y cuando por fin me relajo de nuevo para estar a punto de dormirme, Move like Jagger de Maroon 5 comienza a
sonar de nuevo. Resoplo, levantándome de la cama hecha una furia, y gruño al
coger el puñetero teléfono.
-¡¿Qué?!- al otro lado de la línea,
se escucha una risa.
-Fea, veo que te has levantado de
mal humor hoy.
Al escuchar aquella voz, que había
echado tanto de menos, inevitablemente se me quita el mal humor y me sale una
sonrisa.
-¿Feo?
-Sí, hija, sí. ¿Ya te habías
olvidado de cómo sonaba mi voz?
-No, no, no...- apresuro a decir-
¿Cómo estás?
-¿Eso es lo único que se te ocurre
preguntarme después de dos meses sin hablar?- lo dice intentando parecer
molesto, cuando en realidad se le nota que está intentando aguantar la risa.
-Mira David, es domingo. Anoche, tu
querida hermana montó una de sus fiestas y aún no me ha dado tiempo a quitarme
las legañas de los ojos, así que no me toques la moral desde tan temprano- se ríe a carcajadas.
-Sé que mi querida hermana montó una
megafiesta anoche- dice intentando contenerse aún la risa.
-Que listillo me ha salido el niño- me
tiro de nuevo en la cama. ¿Hemos salido en los periódicos o qué?
-No. Resulta que, después de dos
meses, he llegado a casa y me la he encontrado hecha unos zorros.
-¿Cómo?- parecía que a la cama se le
hubiera salido un muelle y me hubiera dado en el culo porque, del salto que
pego, me doy un golpe contra la mesilla de noche-. ¡Joder!
-Sí, sí...-prosigue su discurso-. Y
encima, intento entrar en mi habitación y me la encuentro cerrada con pestillo
y, parece ser que la personilla que me ha usurpado la cama, también pretende
destrozarme el mobiliario.
Conforme dice las últimas palabras,
yo ya he llegado a la puerta de la habitación, cojeando, claro. Al abrir, me
encuentro con él, David. Rubio, alto, ojos verdes... Un chico con el que toda
chica que tan sólo lo haya visto una vez, ha fantaseado (y me refiero a
fantasías tórridas, por supuesto). Incluso yo, en algún momento de estos seis
años que lo conozco, he llegado a tenerlas, incluso a cumplirlas. Una sola vez.
Las hormonas a veces juegan malas pasadas. Pero no, David es como mi hermano.
Me ha cuidado, me ha consolado, nos hemos emborrachado y hemos ahogado penas
juntos un millón de veces. Lloré muchísimo cuando su padre lo mandó a Galicia a
montar una sucursal de su empresa, pero...
-¿Qué coño haces aquí, feo?- le miro
aun con la puerta agarrada, con los ojos abiertos como platos y con el móvil en
la oreja.
-Eehhmm... ¿No crees que debería ser
yo el que hiciera esa pregunta?- dice, señalando detrás de mí, mientras cuelga
el teléfono y se lo mete en el bolsillo-. Esa en la que has dormido
plácidamente, es mi cama. Si no recuerdo mal.
-Oh, joder- me abalanzo sobre él,
abrazándolo-. ¡Te he echado de menos!
Se ríe de nuevo, devolviéndome el
abrazo mientras me levanta dos palmos del suelo y me enrosco en su cintura con
las piernas. Le lleno la cara de besos, riéndome con él. Hacía un año que no lo
veía y casi dos meses que no hablaba con él.
-Y yo a ti, monilla- bromea por mi
forma de encaramarme a él y me suelta en el suelo-. Veo que también has
usurpado mi armario- me mira de arriba a abajo, viendo que llevo puesta una de
sus camisetas de baloncesto.
-Tonto...
Le doy un golpecito en el hombro. Entonces
me doy cuenta que tan solo llevo una camiseta que apenas me tapa poco más del
culo, y corro al baño donde dejé mis vaqueros el día anterior.
-Que no me voy a asustar, no es la
primera vez que te veo en paños menores- me grita desde la habitación.
-¡Calla!
Y es verdad. Hemos dormido juntos
infinidad de veces, al terminar esas fiestas infinitas de nuestra querida
Vicky, y para dormir siempre he usado alguna camiseta como la que llevo ahora.
¿Por qué ahora me ha dado vergüenza?
Salgo a la habitación y me lo
encuentro tumbado en su cama, bocarriba, con las manos debajo de la cabeza y
las piernas cruzadas por los tobillos, poniendo cara de no haber roto un plato
en su vida. Me voy recogiendo el pelo que se me ha salido de la cola mientras
me acerco a la cama, y después le miro con los brazos en jarra.
-Muchachote, ¿me vas a explicar qué
te trae por estos lares?
Saca una mano de debajo de su cabeza
y la extiende hacia mí, agarrando el filo de su camiseta, la que yo llevo
puesta.
-Pues resulta que la agencia de
Coruña va viento en popa y ya no hace falta que esté yo allí vigilando al
personal.
Me sale una sonrisa enorme.
-Quiere decir eso, que...
-Sí, feita. ¡Me vuelvo a Madrid!- tira
de la camiseta y hace que me siente junto a él, incorporándose un poco sobre el
cabecero de la cama.
-¿Enserio?- vuelvo a abrazarlo con
mucha fuerza, casi aplastándolo.
-Yo también te he echado mucho de
menos- susurra en mi oído y acaricia mi
espalda. Me da un escalofrío.
Se separa un poco para poder mirarme
a los ojos, acaricia una de mis mejillas, da un ligero beso en la contraria y
ese gesto me recuerda a la última vez que lo vi. Vicky había montado, como
siempre, una megafiesta para despedirse de su hermano mayor. Nos habíamos
emborrachado, estábamos los dos abrazados en su cama y yo lloraba a moco
tendido porque no quería que se fuera. Y, de repente, una caricia por aquí, un
beso inocente por allá... Y acabé cumpliendo una de esas truculentas fantasías
que toda mujer había tenido con aquel hombre. A la mañana siguiente, hicimos
como si no hubiera pasado nada y, desde entonces, no lo había vuelto a ver. Sé
que fue algo que quizás no debió pasar, éramos demasiado amigos para que eso
pudiera funcionar alguna vez. Pero nunca me arrepentí de ello.
Y allí estábamos, de nuevo, en la
misma tesitura que aquella última vez. Pero no, esta vez no podía volver a
pasar; así que, con cuidado, me aparto de él, acomodándome a su lado, pegando
la espalda al cabecero, mirándolo de lado y cogiendo su mano muy sonriente.
Porque, en el fondo, estaba súper feliz de volver a tenerlo cerca, aunque ya
supiera que lo quiero como a mi propio hermano.
-¿Tan malo fue?- en su voz noto un
tono medio burlón.
-David...-no sé qué decir.
El sexo fue... ¡Increíble! En mi
poca experiencia en el tema, él había sido con creces el mejor polvo de mi vida
(mejor dicho... los mejores polvos de mi vida. Porque no sólo fue uno). Y eso
que llevábamos unas cuantas copas de más y mi cara parecía un mapa de
carreteras por las lágrimas que estaba derramando (el exceso de alcohol siempre
me soltaba el grifo) y que, probablemente a ningún hombre le ponga burro que
una mujer le babee, berree y moquee mientras están follando. A pesar de todo
aquello, mi última noche con David había sido perfecta.
Habíamos follado durante horas,
devorándonos el uno al otro como si no hubiera un mañana. Aunque, en nuestro
caso, sabíamos que no iba a haber un mañana. Él se marchaba al día siguiente y
no había nada más que hacer. No habíamos hecho el amor, porque estaba claro que
no era amor lo que sentíamos en aquel momento. Aunque hubo un tiempo en el que
pensé que sí estaba enamorada de él. Pero me había tocado con respeto, besando
cada parte de mi cuerpo, queriendo consolarme. Me decía una y otra vez “No
llores, volveré pronto”. Pero no volvió pronto. Había tardado un año en volver.
Y en ese tiempo, tanto él como yo habíamos seguido adelante, con la promesa de
que lo ocurrido aquella noche quedaría en aquella noche y sólo entre nosotros
dos.
Nos recostamos sobre el cabecero de
la cama y durante un rato nos miramos en silencio. Sé que no le hace falta
decir con palabras lo que está pensando; sé que está pensando en cada detalle
de aquella noche, exactamente igual que estoy haciendo yo.
De un salto, se levanta de la cama y
me mira muy sonriente.
-Arréglate, voy a despertar a mi
hermana y vamos a pasar el día por ahí- me coge de un brazo, tirando de mí
hacia el baño, y me da un cachete en el culo antes de salir de su habitación
dando saltitos, contento como un niño pequeño el día de reyes.
Y así empezó mi día del domingo, en
el que, como siempre que nos juntábamos los tres mosqueteros -como nos llamaba
su madre-, bebimos y comimos en exceso. Nos reímos contándonos anécdotas
chorras que nos habían pasado en este año. Nos seguimos riendo hasta que se nos
saltaron las lágrimas recordando viejas hazañas en las que nos habíamos visto
envueltos por alguna de esas borracheras tontas que nos habíamos pillado un
millar de veces. Estaba segura de que al día siguiente tendría una resaca de
campeonato, pero no me importaba. Estaba celebrando la vuelta de mi mejor
amigo, porque por mucho que hubiera pasado entre nosotros, David seguía siendo
mi mejor amigo, mi confidente, mi bastón desde que llegué a esta ciudad hace
ocho años. En definitiva, todos estábamos disfrutando de una amistad que, a
pesar de que no era de esas de la infancia, la sentía como si fuera de toda la
vida.
Muuuy bueno, para cuando el proximo??????hoy podria ser un buen momento.... eata bien pss ewperare, pero me avisas =)
ResponderEliminarEnserio esta historia ya me dio mucho... es el segundo capitulo y ya quiero saber todo Dx... estoy desesperada :3....
ResponderEliminarEs genial Mandy ñ.ñ
Ahora llego otro más... David O_O
Ya quiero amar a uno Mandy :3
Muy bueno Mandy. Estoy superenganchada a la historia.Voy a por el tercer capitulo ya!! =)
ResponderEliminarMe caigo de sueño pero aqui estoy leyendo como una campeona....lo prometido es deuda.jeje
ResponderEliminarMuchas gracias comadre. Espero que te esté gustando!!
EliminarMuy bueno!
ResponderEliminarPero que tengo una comida familiar a las 2 y no voy a llegar Marina! !
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado Eva!! Siento haberte entretenido jeje
EliminarBien, bien, vamos bien....jeje
ResponderEliminarY sigue enganchando cada vez más,,, David promete!!! jijiji
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